Quizá el lector se sorprenda… y se pregunte ¿pero este estudio que revela que la mascarilla en la escuela no se asocia con una menor transmisión del covid no se podía haber hecho antes?
La pregunta es del todo pertinente. Se tenían monitorizados los datos de transmisión intracomunitaria en las aulas que permitían haber hecho este estudio mucho antes. Pero si pertinente es esta pregunta, no lo es menos preguntarse ¿por qué no se hizo? Había evidencia previa, que nos podía haber hecho sospechar que efectivamente las mascarillas en las escuelas no eran eficaces y sí contraproducentes (aquí y aquí). Se fue inflexible hasta para retirarlas en los patios escolares ni siquiera en momentos de baja incidencia. Otros países como Portugal tuvieron otra política a este respecto, donde los menores de 10 años nunca han sido obligados a llevar mascarilla.
Algunos hechos que a continuación exponemos nos hacen sospechar que había interesés detrás de no haber hecho este estudio antes (que revela también que la trasnmisión en las escuelas es baja): Mantener un clima de miedo y de restricciones en las escuelas para forzar a la vacunación infantil:
- Se han ocultado algunos datos. Desde la plataforma escuela y covid pedimos a salud pública de Cantabria que hicieran públicos los datos de transmisión intracomunitaria en las escuelas e hicieron caso omiso. Por experiencia con nuestras hijas e hijos y por algunas publicaciones de estudios que leímos, sabíamos que dicha transmisión era muy baja. Sin embargo el gobierno de Cantabria (como otros) sí que transmitía a los medios de comunicación el número de clases confinadas. Titulares como “8 clases confinadas más que se suman a las XX que ya hay” eran el pan de cada día. Dos hechos (clases confinadas vs transmisión intracomunitaria) de un impacto muy diferente en la opinión pública (Miedo vs tranquilidad y prudencia).
- Se ha rastreado a los menores de 12 años mucho más que a la población adulta, derivado de los protocolos escolares (cuando a toda un aula se confinaba también se la testeaba). Desde el 30 de diciembre de 2021 por acuerdo de la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial de Salud (aquí), se dejó de hacer búsqueda activa de contactos estrechos en la población en general, a pesar de ello, se ha mantenido en las aulas de primaria hasta el pasado martes, ¡¡si buscas encuentras!!. Esto ha hecho que la infancia lidere los datos de incidencia, pero se ocultaba que “los niños (0-19) lideran la incidencia actualmente pero no la positividad. No parecen ser ellos el reservorio del virus ni la fuente principal de contagio, aunque se repita sorprendentemente” (aquí)
- Siendo los menores los que menos transmiten la infección (Pág. 56), y los que la padecen de una forma más asintomática y leve, la escuela ha sido el ámbito donde se han aplicado las medidas más restrictivas y se han practicado pruebas diagnósticas que no se han aplicado en otros ámbitos, incluido el sanitario. También han sido los protocolos escolares los que menos modificaciones han tenido en estos casi dos años. Mientras los estadios estaban llenos de adultos asistiendo a conciertos o partidos, los bares llenos… los niños y las niñas tienen sus áreas de juego del patio del colegio sectorizados con vallas o cintas para que no se junten con sus amigas y amigos de otras clases. El curso pasado ni siquiera podían jugar con pelotas ni ningún otro material susceptible de “colarse” en el espacio de otro grupo. Cuando las mascarillas dejaron de ser obligatorias en exteriores, los patios de los colegios seguían llenos de niños y niñas con mascarillas. Aunque realicen deporte intenso al aire libre, tenían que seguir usando mascarillas. Mientras que en un hospital, por ejemplo, no se confinan a todos los trabajadores de un turno cuando un compañero da positivo, en las aulas de Cantabria sí se ha hecho esto durante más de un año. Tampoco en este ejemplo se establecen entre los trabajadores diferencias a la hora de catalogar como contacto estrecho a los trabajadores asintomáticos no vacunados y vacunados, en los colegios e institutos sí (el niño/a no vacunado se confinaba durante 7 días). Mientras que en enero se eliminó el pasaporte covid para que adultos vacunados y no vacunados pudieran entrar a bares o cines (porque no disminuye la transmisión con Omicron) en el ámbito educativo se han aplicado medidas diferentes a los niños y jóvenes en función de su estado de vacunación hasta esta semana (discriminación por estado vacunal).
- Algunos colectivos profesionales (sindicatos docentes o pediatras de Cantabria) y políticos (Viceconsejera de Salud Andalucía) lo dijeron claramente. Mientras no aumente el porcentaje de vacunación infantil no se deben flexibilizar los protocolos escolares. Daba igual que los estudios científicos afirmaran ya desde hace 6 meses que la vacunación no detiene la transmisión comunitaria del virus (aquí ,aquí y aquí) y que “Igual que los sujetos no vacunados, los vacunados se contagian y contagian entre sí, a los no vacunados y de los no vacunados. Esto ya ocurría con delta, pero ómicron se lo ha hecho ver al más obstinado defensor del «vacúnate para proteger a los demás” (aquí)
- Eslóganes para evitar la discrepancia. Muchas más personas de las que se manifiestan públicamente han tenido dudas de las medidas aplicadas en el ámbito escolar. La mayor restricción respecto a las normativas aplicadas a otros ámbitos hacía sospechas a muchas. Funcionó para acallar cualquier crítica lanzar la acusación de anti vacunas o negacionistas a cualquiera que se saliera del discurso oficial imperante. Otros eslóganes rodaron para ocultar las consecuencias que los protocolos tan restrictivos estaban teniendo sobre la infancia, como “los niños se adaptan bien, son resiliente o héroes”. ¿Sirvió llamar héroes a los sanitarios para comprar su juicio crítico?
Pues no, no somos negacionistas ni antivacunas (aunque tampoco pensamos que las multinacionales farmacéuticas sean “hermanitas de la caridad”[1]). Desde esta plataforma siempre hemos dicho que protocolos educativos: ¡sí!, pero con un mejor estudio de las consecuencias de las medidas preventivas que se ponen en marcha y mejor balance riesgo- beneficio.
Después de dos resulta que las mascarillas no son eficaces (y que se disponían de los datos necesarios para haber hecho el estudio antes). ¿Nadie va a pedir perdón? ¿Nadie va a reconocer que ha habido errores y que los tendrán en cuenta para próximas veces? ¿Cómo es posible que, hace menos de una semana, la Consejera de Educación de Cantabria dijera que los protocolos rigurosos han funcionado bien, cuando han contribuido a un deterioro importante en la salud mental y el aprendizaje, y acrecentado la desigualdad (aquí, aquí y aquí) ? No, no queremos el relato del poder, hace falta que la sociedad lo grite para que lo hecho a la infancia y adolescencia no vuelva a suceder
Otros profesionales y la sociedad civil llevan pidiendo cambios desde hace tiempo. En nuestra campaña #que el amor venza el miedo podéis ver quienes han empujado en un sentido u en otro, así como algunas evidencias científicas, hechos y experiencias de por qué no nos vamos a tragar el relato del poder. Aún puedes firmar el manifiesto de dicha campaña, que se une a la propuesta de la Asociación Española de Pediatría de eliminar (desde finales de Febrero) las mascarillas en el interior de las aulas, de forma paulatina. Ante la evidencia clara de que las mascarillas en las aulas no son eficaces ¿a qué están esperando para dejar de tapar la boca a los niños y niñas?
[1] Sobre una reciente epidemia: Gripe A, la epidemia del pánico https://youtu.be/5HPjxg1wfQk
y Tamiflú, la mayor estafa de la historia https://www.saludyfarmacos.org/lang/es/boletin-farmacos/boletines/may2014/p2014280/
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