Las urgencias psiquiátricas en menores se han disparado desde el inicio de la pandemia. La depresión y los intentos de suicidio se intensifican entre unos jóvenes cada vez más desarmados frente a la frustración y la incertidumbre.
MAITE NIETOMadrid – 21 JUN 2021 – 05:30 CEST
Javier tiene 16 años, buenos amigos, vive en una familia armónica formada por sus padres, Félix y Ana, y dos hermanos, uno de 20 años y otro de 10. En su bonita casa con jardín, situada en un pueblo de la sierra madrileña, todo transcurre diferente desde que las pasadas Navidades Javier comenzó a darse cuenta de que tenía “sensaciones muy raras”. “No quería seguir”, explica, “no veía más allá y yo iba pensando en quitarme la vida”. No hay drama en su discurso, solo reflexiones profundas, silencios entre frases que parecen dedicados a poner orden en sus pensamientos, y una mirada viva y al mismo tiempo profundamente triste. La ansiedad no le deja vivir ni ver que lo que ahora siente puede no durar eternamente. Sabe que su situación no es única, que les ocurre a muchos otros jóvenes. Demasiados y en continuo aumento desde que la pandemia “hizo explotar todo”, como explican los psiquiatras. Pero no encuentra en las cifras ningún consuelo. Sin estridencias, argumenta: “Nunca tengo la cabeza calmada. Para mí el suicidio es una solución”.
No existen datos globales actualizados sobre el aumento de los problemas en la salud mental de los jóvenes porque, como reconoce una fuente del Ministerio de Sanidad, llevan “año y medio desbordados por la covid-19 y las estadísticas llegan siempre muy a posteriori”. Pero los médicos que asisten en urgencias hablan de “explosión”, de “preocupación”, y de cómo en algunas comunidades autónomas se han tenido que adelantar todos los planes previstos para aumentar las camas hospitalarias de psiquiatría infantil y juvenil con el objetivo de hacer frente a un problema al que tampoco ayuda el silencio, el miedo y la vergüenza que todavía provoca reconocer que se sufre un trastorno relacionado con la salud mental.
Javier Quintero, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de la Comunidad de Madrid, explica que ya había un panorama preocupante pero que “la pandemia lo ha reventado todo”. “En mi hospital podíamos ver dos casos graves de adolescentes a la semana y ahora llegan tres o cuatro cada día. Esa es la escala”, asegura. Una afirmación que corrobora un reciente informe de la Asociación Española de Pediatría, que refleja que las urgencias psiquiátricas en menores desde el inicio de la pandemia se han incrementado un 50%. El Gobierno no es ajeno al problema y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, avanzó el 10 de junio que durante 2021 se elaborará el plan Escuchar y acompañar, que analizará en profundidad cuál es la realidad de la salud mental de los niños y jóvenes españoles. Aunque en el mismo acto en el que habló de este proyecto, reconoció que “se están produciendo situaciones en las que los niños y jóvenes españoles no están recibiendo el apoyo necesario para poder salir adelante ante situaciones difíciles”.
Fuente: elpais.com
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